La ciudad de la pizza que se alza frente al Mediterráneo y encanta a todo aquel que decide visitarla. Nápoles no sólo es «la vera pizza napoletana», sino también el corazón de historias y antigüedades.

Frente a las imponentes aguas azules del Mediterráneo se alza la ciudad de Nápoles, en la zona suroeste de Italia y a 200 kilómetros de Roma. El mar baña sus costas y es, desde hace años, su principal pieza para el desarrollo económico, posicionándola como la tercera urbe más grande del país y una de las más pobladas.
Quien elija visitar Nápoles, se encontrará con una ciudad con una riqueza cultural, artística, histórica y gastronómica, factores que le dan alma a este pedacito de Italia. Este espíritu es palpable en cada uno de sus rincones, callecitas, locales, hosterías y también entre sus habitantes.
La metrópoli domina el golfo que se extiende desde la Península Sorrentina hasta los Campos Flegreos, zona volcánica que cuenta con espectaculares vistas desde donde se pueden divisar el volcán Vesubio, las islas de Capri, Isquia y Procida. Estos paisajes hicieron que la UNESCO haya elegido esta zona como Patrimonio de la Humanidad.


El viajero podrá comenzar su recorrido por la ciudad en la estación de trenes, ubicada en pleno centro, donde verá negocios y oficinas que ofrecen servicios de información turística y hotelera. Algunas de las calles más turísticas son la Vía Toledo, Vía Chiaia y Vía San Gregorio Armeno, famosas por vender piezas artesanales de nacimientos, es decir pesebres. Se pueden encontrar todo el año y hay de todos los estilos y tipos, construidos con los materiales más insólitos y originales.
Otra vía famosa y tal vez la más importante de la ciudad, que el viajero no puede dejar de visitar, es la llamada Spaccanapoli (traducido significa «Rompe-Nápoles»), una larga avenida que divide al centro histórico en dos partes iguales. Recorrerla es como atravesar la historia, ya que durante su recorrido se encuentran monumentos que son testimonios del pasado y los tesoros artísticos más importantes de la ciudad. En las calles aledañas, el turista encontrará el Duomo (Catedral de San Gennaro) junto con el Complejo Santa Clara, la iglesia y sobretodo el antiguo claustro central lleno de antigüedades católicas.

Una de las grandes razones para visitar Nápoles es su pizza. Esta urbe es la que vio nacer la «vera pizza napoletana» y por lo tanto «la mejor del mundo».

Si el viajero desea tener una visión más completa sobre el pasado histórico de Nápoles, puede visitar la parte subterránea de la ciudad: un recorrido de túneles, cavernas, cisternas y pozos que se extiende a 40 metros de profundidad, todos excavados hace más de cinco mil años por los primeros habitantes. En estas visitas, se conectará con el corazón de la historia napolitana y con quienes crearon desde los cimientos esta metrópoli.
Los imperdibles de Nápoles son los castillos que coronan la ciudad: el Maschi Angioino y el Castillo Dell’Ovo. Ambos se encuentran en la costa y parecen surgir del agua, convirtiéndose en dos tesoros de la ciudad. El segundo, está rodeado de pequeños restaurantes de pescados y mariscos típicos napolitanos.
Los castillos se encuentran conectados por un paseo a orillas del mar que invita a caminar por lo que en Italia se denomina «lungomare». El turista puede disfrutar de las vistas románticas, especialmente al atardecer, contemplando el Golfo de Nápoles coronado a lo lejos por el volcán Vesubio.


Las calles y barrios permanecen siempre llenos de vida en esta ciudad. Los turistas pueden ver transcurrir el paso del tiempo y la vida cotidiana en los vecinos. Pasear por el Barrio Español, repleto de calles estrechas y coloridas que años atrás pertenecieron bajo dominio de la mafia.
Dos castillos escoltan esta zona: Castel Nuovo, de origen medieval e imponente estampa, situado cerca de la orilla del mar; y Castel Sant’Elmo, fortaleza del siglo XIV levantada sobre un cerro, desde donde se contemplan unas espectaculares vistas del núcleo urbano y todo entorno que le rodea.
Además de estas fortalezas, se destacan palacios, museos, plazas y edificios religiosos. El viajero que pasea por el puerto, se topará con la Plaza del Plebiscito, un espacio flanqueado por importantes obras arquitectónicas, el Palacio Real de Nápoles y la Basílica de San Francisco de Paula, dos edificios que parecen competir por captar las miradas.
A pocos metros de allí, se encuentra la Galería Umberto I y la Plaza del Municipio, abierta al mar y donde convergen turistas y locales. Continuando por la calle Marina, es posible disfrutar del impresionante puerto de Nápoles, uno de los más importantes de Italia. Junto a ella aparece la Plaza del Mercado. Desde este magnífico lugar, el viajero podrá llegar hasta el principal edificio de culto de la ciudad, la grandilocuente Catedral de Nápoles. Una obra que fue levantada a principios del siglo XIV, combinando estilos gótico y barroco.
Muchos turistas llegan a Nápoles con el objetivo de conocer la ciudad y también su entorno, realizando desde allí alguna escapada. En los alrededores aparecen destinos de ensueño, donde la naturaleza se mezcla con las ciudades y pueblos singulares.

Los destinos más destacados para que el viajero visite, se encuentran en dirección al sur. Un ejemplo de ello es la famosa Pompeya; la cual parece estar parada en el tiempo, convirtiéndose en una de las ciudades más visitadas de Italia. Allí es recomendable visitar los baños, la Basílica, el Templo de Apolo, las termas y el foro. Continuando con la misma dirección, el turista se topa con la hermosa Costa Amalfitana, uno de los destinos más románticos de todo el continente europeo.
Los pueblos de esta zona desafían la ley de la gravedad y se encaraman al inmenso acantilado que separa el litoral del mar Mediterráneo. Los destacados de esta parte son: Capri, Sorrento, Amalfi y Positano.
Una de las grandes razones para visitar Nápoles es por su pizza, el plato típico de la ciudad. Esta urbe es la que vio nacer la «vera pizza napoletana» y por lo tanto «la mejor del mundo». Pero no es solo el lugar donde nació este famosísimo plato gastronómico, sino que también tienen un estilo peculiar de cocinarlo.
Para que una pizza pueda ser llamada «napolitana» debe contar con ciertas características. En primer lugar, los ingredientes: masa, tomate, queso mozzarella, aceite de oliva y albahaca. Pero, muchos de estos ingredientes deben ser específicos: tomates San Marzano o Roma (cosechados en la planicie del Vesubio) y la Mozzarella di Bufala Campana, realizada con leche de búfalo de las regiones de Campania o Lazio. Además de contar con estas especificaciones, la forma de preparar la pizza napolitana también es única: la masa debe estar preparada con harina de trigo, levadura napolitana, agua y sal; y la cocción debe ser en horno a leña durante 60 a 90 segundos a una temperatura de 485 grados Celsius.
El viajero no puede irse de esta ciudad sin probar su plato típico y degustar varias de esas pizzas especialmente elaboradas. Nápoles es un lugar ideal para pasear, conocer y deleitarse no solo con el paisaje, sino también con los sabores. ©

TXT: Grupo Editorial Metro I FOTOS: GEM

Comments are closed.