Entre los centros históricos de la provincia de Salerno en Italia, Teggiano es sin duda el que mejor ha conservado su antigua fisonomía de fortaleza y es con ese aspecto que se presenta a quienes llegan en busca de su historia y paisaje.

L a naturaleza otorga recursos y atracciones, que esta comunidad laboriosa se encarga de defender contra el abuso y la negligencia: los bosques (Acquio, Castagneta, Corticato, Fonatanelle, Motola, Petrone y Saponificio), las vistas del río y el centro histórico bien conservado hacen el escenario de una larga serie de eventos que se realizan en esta pequeña ciudad del sur.
“Una ciudad inusual e impredecible en el contexto de la realidad del Vallo di Diano, para estudiar y amar…”, decía el actor italiano Mario Carotenuto hace treinta años en uno de sus homenajes a Teggiano. Para que el turista se dé cuenta de esto, solo debe ingresar a la plaza principal donde aparece el Obelisco majestuoso con la estatua de San Cono, protector de la ciudad y patrón de la diócesis.



El Obelisco fue levantado después del terremoto de diciembre de 1857 por voluntad de los ciudadanos de agradecer a San Cono, pero si ya esté es un gran testimonio de la religiosidad de este lugar, el Castillo puede considerarse el símbolo de Teggiano, que a menudo se ha visto como un elemento para la defensa de todo el valle que toma su nombre del antiguo Dianum.
Quien visita esta hermosa ciudad tiene para ver numerosos monumentos y obras de arte, por ejemplo los edificios religiosos como la Catedral y el museo de San Pietro merecen ser visitados sin olvidar obras como la Lamentación. Las estatuas de madera que representan la Piedad, realizada por Giovanni da Nola, merecen también ser admiradas en varios edificios.
La principal referencia de arquitectura es la Catedral de Santa Maria Maggiore, que fue restaurada
en 1857, luego del terremoto, conservando elementos originales como el piso, el portal de 1279 y el de 1509, la parte absidal donde hay nichos funerarios amurallados de la época lucana y romana.

El Castillo puede considerarse el símbolo de Teggiano, que a menudo se ha visto como un elemento para la defensa de todo el valle que toma su nombre del antiguo Dianum.

Siguiendo con el recorrido, el turista puede dirigirse a otros edificios como la iglesia de San Francesco del siglo XIV, ubicada frente al Obelisco de San Cono. Todavía hoy, conserva el portal romántico original y, en el interior, el techo del siglo XVII. No menos interesante en la iglesia de Sant’Angelo, que se cree que fue construida sobre las ruinas de un teatro romano.

La historia aún vive en Teggiano

Es en la Edad Media que el entonces Diano tuvo un papel predominante en la historia del Vallo di Diano. De hecho, la poderosa familia Sanseverino, que habitaba en este pueblo, construyó el Castillo y lo eligió como fortaleza donde podrían refugiarse de los peligros. Allí, Antonello Sanseverino, Principe de Salerno y señor del Estado del Diano, junto con muchos otros señores feudales de la zona, ordenaron la conspiración de los barones, una especia de levantamiento fiscal contra el rey de Napolés Federico D’Aragona y concluyeron en 1487 con el acuerdo entre ambas partes. En aquel entonces, toda la ciudad estaba protegida por que Diano estaba rodeado de altos muros con 25 torres de vigilancia.


En 1480 Antonello se casó con Constanza da Montefeltro, hija de Federico da Monfeltro, poderoso duque de Urbino. Fue la boda más importante de la ciudad y la que permitió que la familia dianesa hiciera conexiones políticas nuevas e importantes. En la actualidad, para recordar las glorias de aquel evento, el Gobierno de Teggiano ha estado organizando el festival medieval “En la mesa de la Princesa Constanza”, desde hace 26 años. La festividad se realiza durante el período de Ferragosto (en el medio de ese mes).
El visitante que pase por esta ciudad cerca del 11, 12 o 13 de agosto, podrá disfrutar de un evento que convoca a miles de personas de toda Italia. Cada año se realiza el desfile en la ciudad hacia el Castillo con una nueva princesa Constanza y un nuevo príncipe Sanseverino que coronan el camino. Artistas italianos reconocidos, trajes finamente preparados, gran cantidad de habitantes de la zona, música, tradición, son solo algunas de las premisas de este multitudinario festejo.
La máquina del tiempo recupera así más de 500 años de historia. El viajero caminando por las antiguas calles de Teggiano quedará cautivado y admirado por las fieles reconstrucciones de escenarios y artesanías antiguas que rodearán el centro histórico de la ciudad, un cofre del tesoro de arte con joyas preciosas para que vean y un ambiente verdaderamente mágico entre iglesias, castillos, museos y obras de arte. La procesión histórica es lo que cierra este evento medieval increíble, con banderas, trompetas, música en vivo, malabaristas y deliciosos platos medievales.

Teggiano fue y es una auténtica ciudad de arte que, gracias también a su típico diseño urbano medieval, continúa atrayendo no solo turistas sino también a artistas de considerable valor en su centro histórico y edificios.
Afortunadamente, en las últimas décadas de 1900, el espíritu de salvaguardar y conservar el patrimonio cultural también renació en Teggiano: muchos edificios han sido restaurados sin sufrir alteraciones significativas, al igual que muchas obras pictóricas y esculturas. Gracias a todo este patrimonio, esta ciudad es un excelente lugar para que cualquier turista conozca un poco más de historia y se sumerja en el mundo medieval. ©

 

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