Fue construida por encargo de Alberto Barceló alrededor de los años treinta del siglo XX, con frente a la avenida Enrique Santamarina, en la cuadra del 800 y ocupaba la totalidad de la manzana. Hoy allí funciona una sede descentralizada de los Tribunales de Lomas de Zamora.
En un principio, la manzana central que actualmente integra la propiedad, se sumaba a otras inmediatas, hacia los fondos y hacia la izquierda. En aquella limitada por las calles Dr. Ángel Camilo Rotta, Francisco Benito Recondo, Mariano Acosta y Almirante Guillermo Brown existían dependencias para caseros y empleados y hasta un tambo con sus correspondientes vacas lecheras.
En la manzana de la izquierda Barceló organizó una quinta con gran variedad de frutales, más una edificación cuyo frente daba sobre el gran portón de servicio de la “María Elena”.
La mansión tenía un portal sobre la avenida Enrique Santamarina, con dos pilares, en uno de los cuales figuraba el nombre “María Elena”; la única hija del matrimonio entre Alberto Barceló y Mariana Boloque y Galdeano.
Luego de años de quedar abandonada, el Municipio adquirió la propiedad para su restauración y puesta en valor.
Alberto Barceló, el “gran caudillo de Avellaneda”, así popularmente nombrado, ocupó entre los años 1910 y 1914 una banca en el Senado de la Provincia (sin perjuicio de sus funciones municipales).
Reelecto para el período que comprendía entre 1914/1918, renunció en 1916, al ser elegido Diputado Nacional (Período 1916/1920).
A mediados de los ´30, la propiedad mostraba la calidad de su construcción y un gran número de comodidades. Fue de las primeras en contar con ascensor y dependencias de lujo. La “María Elena” contó con una gran sala espejada para realizar festejos y uso de casino.
Al morir Barceló en 1946, la casona pasó a ser propiedad de un tender de la calle Lima de Buenos Aires llamado Salomón Salmún. Poco a poco fue perdiendo todo su esplendor, siendo testigo de un constante deterioro que terminó en un abandono absoluto. Muchos lugareños señalan que décadas después fue base improvisada de grupos guerrilleros. Lo cierto es que durante un tiempo fue sede de dos bancos, primero el BIR y luego el Platense, que utilizaron parte de los túneles para sus bóvedas de seguridad y el resto lo clausuraron por cuestiones de seguridad.
Luego de años de quedar abandonada, el Municipio adquirió la propiedad para su restauración y puesta en valor. La famosa Quinta Barceló, con los trabajos que se llevaron a cabo, fue recobrando todo su antiguo esplendor para transformarse en la sede del nuevo Polo Judicial de Esteban Echeverría.
La creación de estas sedes se da por intermedio de leyes que habilitan las descentralizaciones para toda la provincia de Buenos Aires. Lo que se buscó con ellas es acercar la Justicia a los vecinos y descomprimir el trabajo que se concentra en los Tribunales de Lomas de Zamora y en las fiscalías ubicadas tanto en el edificio central como en el renovado SUM.
A mediados de los ´30 La “María Elena” mostraba la calidad de su construcción y un gran número de comodidades. Fue de las primeras en tener ascensor.
En el 2013, para el centenario del Municipio y previo a la recuperación del lugar, un grupo de investigadores encabezado por el Dr. Marcelo Weissel realizó trabajos de campo en la Quinta de Barceló. Encontraron una estructura anómala sobre el perímetro de la calle Recondo (lo que hoy es la parte trasera del Polo Judicial) y empezaron a indagar.
“Tuvimos que romper ese sector y ver qué había abajo. Nos metimos, y cada vez era todo cada más estrecho. Este era el túnel de asistencia para el conducto de ventilación, calefacción y aire acondicionado, que era la única función. Fueron cerrados cuando se establecieron los bancos en la quinta ”, explicó el arqueólogo Marcelo Weissel.
El túnel cruza la calle Recondo y desemboca en el subsuelo de una vivienda ubicada en la manzana contigua. El “final” del túnel, que se extiende por unos 50 metros, hoy está tapiado.
Pese a sus transformaciones, “La María Elena” sigue siendo un ícono de la ciudad y encierra innumerables leyendas de las que sólo son testigo sus paredes. ©
TXT I Fotos: GEM
