¿Qué hacer cuando en pos de la pareja uno de sus miembros va perdiendo personalidad, cediendo espacios y olvidando parte si mismo, dejando intereses o actividades? ¿Qué pasa cuando algo de eso que se cede es la libertad?
TXT: Lic. Marian Renoulin I Consultas por Whatsapp 15-5975-5527
Leí por ahí una frase, adjudicada al filósofo francés Jean Paul Sartre, que me resonó como una síntesis para describir los problemas que varios pacientes experimentan en relación a sus parejas. Dice asi: “Aquel que quiere ser amado, debe querer la libertad del otro, porque de ella emerge el amor, si lo someto, se vuelve objeto, y de un objeto no puedo recibir amor”. Mi paciente, al que vamos a identificar como Nicolás, en este relato, pero cuya identidad resguardo, siente, según él, gran amor por su pareja, pero también frustración y sensación de abandono. Tiene una lista extensa de reproches hacia ella, se siente aburrido y contrariado. Cuenta que se enamoró de su mujer porque ella era divertida y creativa, muy animosa y llena de proyectos y planes que le generaban alegría y expectativa. Disponían de poco tiempo para verse , porque ambos trabajaban mucho y además tenían otras actividades. Nicolás cuenta que ella siempre tenía anécdotas divertidas para contarle, situaciones nuevas y muy interesantes. Con el tiempo, él le fue exigiendo que le hiciera un lugar en su vida, para lo que según el era necesario que ella relegara a sus amigos, que trabajara un poco menos y que pusiera el interés y la pasión, que antes dedicaba a su trabajo, en la pareja y en Nicolás mismo. Evidentemente, ella lo quería , porque le hizo caso, y asi fue. Al parecer, Nicolás se enamoró de una mujer con mucho empuje, con muchas inquietudes que le resultaba interesante porque tenia en su vida muchas actividades que le generaban a ella satisfacción y seguridad. Esa mujer admirable, se trato de adaptar a las demandas de Nicolás y en ese proceso de perder esa manera de vivir , con multiples libertades que le generaban actividades interesantes, también perdió aquello que le daba brillo propio. Ella cambió sus costumbres para agradarle a él, y se transformo en un ser sin identidad, aquella identidad que enamoró a Nicolás, y lo mas importante, que la hacia a ella feliz. Y para empeorarla, ahora, tampoco esa persona le gusta a Nicolás. Al estar con él, tuvo que sufrir modificaciones, que la transformaron en alguien diferente, más empobrecido y desorientado,probablemente sin la alegría que originalmente ella tenáa. Sin brillo y sin pasión para dar.
El otro caso que puede ser un ejemplo, es el de Mario, que se juntó muy enamorado y apasionado. Pero según su relato, en la convivencia, el tuvo que ir cediendo actitudes ante la personalidad avasallante de su pareja, que le suele corregir y cuestionar todas sus desiciones. Ante estos roces, él fue cediendo su participación, se reserva sus opiniones y se reconoce silencioso y desganado, porque presupone un rechazo sistemático por parte de su pareja. Sabe que a ambos les hace mal estas actitudes, pero se siente triste y cansado de las peleas. Sabe que tiene menos fuerza que su pareja para los encontronazos, pero sabe también que no se siente tenido en cuenta en las decisiones que afectan su vida familiar. En conclusión, su desvitalización y desinterés, están generados en gran medida porque ha cedido espacio de libertad, en pos de la armonía familiar, que sin embargo, no se logra.
Ambos casos, tienen muchas cuestiones individuales y grupales para revisar, hay mucho por hacer, acuerdos a los que llegar, cediendo algo, pero no justamente la libertad que hace interesante, creativo y feliz al sujeto. ©
TXT: Lic. Marian Renoulin I Consultas por Whatsapp 15-5975-5527