La más feliz del mundo y con la mayor cantidad de bicicletas. Sostenible y llena de bienestar. Una ciudad donde relajarse y disfrutar es muy sencillo.

Copenhague es la capital y la ciudad más poblada de Dinamarca, situada en la costa oriental de Selandia tiene uno de los niveles de vida más altos del mundo, pero el bienestar en este país no se exhibe de forma ostentosa u objetos de lujo, sino que se respira en el confort y felicidad.
Conocida como la ciudad más feliz del mundo, sus habitantes han creado su propio concepto para definir esa sensación de bienestar: hygge. Numerosos atractivos culturales, la amabilidad de sus habitantes una arquitectura impresionante y una red de transporte público rápida y eficiente hacen que la capital danesa se convierta en uno de los destinos favoritos en el norte de Europa.
El viajero puede iniciar el recorrido de esta ciudad cosmopolita en los canales de agua salada que han sido durante siglos el acceso directo al mar. El más famoso de todos es el de Nyhavn, uno de los puntos más visitados e ideal para hacer fotos por su pintoresco paisaje con casas de colores.

Conocida como la ciudad más feliz del mundo, sus habitantes han creado su propio concepto para definir esa sensación: hygge.

Esta zona del Barrio Rojo de Copenhague se empezó a revitalizar a partir de los años 70 cuando trajeron barcos para una exposición. Se rompió el puente que conecta los canales y desde entonces siguen ahí. Desde ese lugar, el viajero puede realizar viajes en cruceros para recorrer la capital desde el agua.
Algo interesante de esta metrópoli es que cuenta con variedad de actividades totalmente gratuitas, como por ejemplo: el Museo Nacional, la Galería Nacional y el Museo de la Resistencia danesa. La sirenita y el cambio de guarda también lo son. En el mes de julio, los turistas pueden disfrutar del Festival de Jazz, con acceso libre a casi todos los eventos.


Para seguir con el recorrido, el visitante puede conocer la Iglesia de San Salvador y también a la de mármol. Ambas tienen torres con vistas panorámicas de la ciudad, dignas de recorrer. Dentro de Copenhague hay pocos edificios espirituales y estos dos son los más importantes.
El Tivoli Copenhague es un símbolo donde se puede recorrer el parque y sus atracciones. Este espacio recreativo es el cuarto más antiguo del mundo. Otro parque para descubrir es el Bakken, ubicado en el norte de la ciudad, lleno de árboles centenarios y ciervos. Walt Disney se quedó tan encantado con el Tivoli que se inspiró en él para crear su franquicia.
El viajero también puede visitar “el puente de los suspiros”, situado en Nytov, donde también se encuentran la plaza nueva y el Palacio de Justicia junto a la cárcel. Y siguiendo con las historias de la ciudad, es imprescindible que el turista conozca la Sirenita, el gran símbolo de la capital danesa. Una escultura en conmemoración de la bailarina Ellen Price y basada también en la historia conocida de Hans Christian Andersen.

Walt Disney se quedó tan encantado con el Tivoli que se inspiró en él para crear su franquicia.

Todo este recorrido puede ser en bicicleta o transporte público. Copenhague es reconocida en todo el mundo por la gran cantidad de bicicletas que hay en sus calles. Muchos aseguran que en esta ciudad hay más bicicletas que personas, un gran ejemplo de turismo sostenible.
Para finalizar este recorrido, el viajero puede dirigirse a la peatonal más larga del mundo y realizar compras, sacar fotos o simplemente deleitarse con los comercios. Fredericks berdagge, Nygade, Vimmelskaftet, Amagertov y Ostergade forman Stroget, la calle peatonal más larga que existe, que va desde el Ayuntamiento hasta Kongens Nytorv. Algunas tiendas que podrá ver son ejemplos de famosos diseños escandinavos, otras de grandes franquicias mundiales y por supuesto, las típicas de souvenirs con objetos vikingos. ©

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