Declarado Monumento Histórico Nacional, el edificio social del Club de Regatas La Marina combina el encanto de las construcciones de estilo neo tudor con una ubicación privilegiada en el Río Lujan.

El edificio social del Club de Regatas La Marina se alza imponente sobre la margen izquierda del Río Luján, en Tigre. Una lancha de la institución recorre constantemente el pequeño trayecto entre la isla y la ciudad para cruzar pasajeros. Con el sol en lo alto, los socios y visitantes se preparan para disfrutar de este apasionante deporte, que no conoce límite de edad.

Años de peregrinación

El 18 de julio de 1876 un grupo de amigos reunido en los salones de la Sociedad Española “La Marina” resolvió crear el Club de Regatas La Marina. Bajo la presidencia de Don Pablo Benguria, el 26 de noviembre de 1876 se inauguró el primer local del Club, ubicado sobre la margen derecha del Riachuelo, en el paraje conocido como la vuelta de Rocha. Por aquel entonces, “La Marina” sólo contaba con cuatro embarcaciones. El 8 de abril de 1877 la institución realizó la primera regata interna e incorporó dos nuevos botes.
En poco tiempo, comenzaron los problemas con el propietario del terreno, por lo que la sede se trasladó a barracas al sur. “Allí instalaron una casilla de madera con una rampa para poder utilizar el lanzamiento de los botes”, comenta el ex Presidente del Club de Regatas La Marina, Juan Ángel Montero Bustamante, en diálogo con Metro.
El 1 de noviembre de 1879 “La Marina” organizó la primera regata Inter-Clubes. Al poco tiempo, las obras de canalización del Riachuelo obligaron a trasladar nuevamente la sede social. Sin embargo, la suerte parecía no estar de su parte. El 22 de noviembre de 1884 una gran inundación destruyó el nuevo local y sólo se pudieron salvar los botes.

El 26 de noviembre de 1876 se inauguró el primer local del Club, ubicado sobre la margen derecha del Riachuelo, en el paraje conocido como la vuelta de Rocha.

“Paralelamente, ya se estaban disputando regatas, se hacían las competencias y se invitaba a lo más selecto a la sociedad porteña. El Presidente Nicolas Avellaneda estuvo en el local de Barracas durante los festejos de Santa Lucía. Era una cosa muy bien vista y un deporte de moda”, explica Montero Bustamante.
A fines de 1885 el Club pudo habilitar otra sede en la boca del Riachuelo, a la entrada del arroyo Maciel, en terrenos que habían sido cedidos por el Gobierno Nacional. En noviembre del año siguiente una epidemia de cólera azotó la Ciudad Buenos Aires. Entonces, el Gobierno Nacional tomó posesión del local de “La Marina” para transformarlo en lazareto para coléricos. Cuando terminó la epidemia, las instalaciones fueron quemadas por razones de salubridad. Aunque la comisión directiva hizo los reclamos pertinentes, fue un golpe muy duro para la institución, pues su sede había desaparecido y sólo quedaban cenizas.


Transcurrieron diez años casi sin actividad, pero los socios nunca bajaron los brazos. Una indemnización resarcitoria por los daños sufridos les permitió realizar la segunda fundación del club el 26 de diciembre de 1895. Tres años más tarde, a fines 1898, “La Marina” consiguió habilitar un pontón como sede social en el riachuelo. A partir del 20 de octubre de 1898, el Club reanudó sus actividades en la Dársena Sud, gracias a esta gran balsa de la armada, conocida como “La caguazú”.
Años más tarde, la institución adquirió un nuevo edificio en la rivera este de Dársena Sud. La nueva sede social fue inaugurada el 13 de noviembre de 1903. Paralelamente, “La Marina” compró un terreno frente al río Luján y una isla en Tigre.

Para 1924 ya se había definido el proyecto que reemplazaría al edificio de madera con tres torres emplazado en la isla de Tigre,  inaugurado en 1912.

En octubre de 1910 un decreto del Gobierno Nacional dispuso el desalojo de la sede la Dársena Sud, pero gracias a la previsión tomada al adquirir terrenos en Tigre, el Club continuó con sus actividades. En 1909 se inauguró el local social ubicado en la intersección de Colón y Paseo Victorica.
En 1920 la comisión directiva comenzó a gestar la idea de erigir “el gran edificio social”. Para 1924 ya se había definido el proyecto que reemplazaría al edificio de madera con tres torres emplazado en la isla de Tigre, que había sido inaugurado en 1912. De la mano del arquitecto Bernardo Fontán, en 1926 se inició la construcción del nuevo edificio, que fue inaugurado el 30 de octubre de 1927. Las nuevas instalaciones fueron sede de una gran fiesta que recibió a los miembros más destacados de la elite porteña, incluyendo al Presidente de la Nación, Marcelo Torcuato de Alvear, y su esposa, Doña Regina Paccini.

Estilo arquitectónico

La emblemática sede del Club de Regatas La Marina presenta un estilo arquitectónico neo tudor que combina varias líneas arquitectónicas. El edificio, que contempla más de 2 mil metros cuadrados cubiertos, posee un eje de simetría casi perfecto, pues la escalera institucional, ubicada a la izquierda, rompe la armonía del conjunto. Es una construcción algo más flexible, elástica y liviana, pero no pierde el carácter fuerte y esplendoroso.
La parte baja de la construcción fue hecha en símil piedra con arcos rebajados, que no llegan a medio punto. Esta elección pretendía dar la impresión de una fundación sólida y estable. La gran galería de la planta baja tiene una doble función, pues allí se encuentran las distintas oficinas y, al mismo tiempo, posibilita el pasaje de los botes hacia el galpón por debajo del edificio.
La parte superior presenta un chalet con techos quebrados, de estilo normando, con torres, guardillas, áticos y ventanales. El primer piso contempla distintos salones –de fiesta, comedor y para damas-, la cocina y las áreas de servicio. Esta planta se destaca por poseer antiguas puertas y ventanas con vitro, una extensa terraza y una antigua balaustrada de madera.
En el segundo nivel se ubica el antiguo vestuario de damas, que hoy se encuentra en desuso, ya que éste fue trasladado a otra área en la remodelación de 1960. Esta planta presenta ventanas más pequeñas y ubicadas en altura, pues, al ser un vestuario de mujeres, no estaba bien visto mostrar el interior.
Asimismo, el edificio cuenta con 14 dormitorios para huéspedes, distribuidos entre la primera y la segunda planta. Además, el pabellón de torre cuenta con un departamento de remeros, ubicado en una tercera planta, que hoy se encuentra deshabitada.
Detrás del edificio principal se encuentra el galpón de botes. Ambas construcciones se conectan a través de un vestuario. Junto al galpón se ubica la carpintería, donde se construyen botes de paseo y se reparan los de competición.

Trayectoria depotiva

El Club de Regatas La Marina no sólo es la institución que más integrantes aportó a los equipos nacionales de remo y canotaje, sino que en él transitaron cuatro remeros que lograron alcanzar lo más alto del podio de los juegos olímpicos: Horacio Podesta y Julio Curatella en Berlín 1936, Eduardo Guerrero en Helsinski 1952 y Alberto Demiddi en México 1968 (Bronce) y en Múnich 1972 (Plata).

Con más de dos mil regatas oficiales ganadas, “La Marina” es uno de los clubes más importantes de América.

Con más de dos mil regatas oficiales ganadas, “La Marina” es uno de los clubes más importantes de América. En noviembre de 1999 fue anfitrión de la Regata del Milenio, organizada por la embajada de Gran Bretaña, La Municipalidad de Tigre, la Asociación Argentina de Remo y el Club de Regatas La Marina.

Reconocimientos

El edificio del Club de Regatas La Marina fue declarado “de Interés Municipal por su valor local tradicional”, por medio del Decreto 689/10 emitido por el gobierno local. Cuatro años después, fue reconocido como “monumento histórico nacional” por el Poder Ejecutivo Nacional, a través del decreto 1163/2014.

Un estilo de vida

En un predio de 25 mil metros cuadrados, el Club de Regatas La Marina ofrece distintas alternativas, además de remo y canotaje, para los amantes del deporte y la vida al aire libre, como natación, pelota paleta, fútbol, tenis, vóley, básquet y paddle. También cuenta con dos cómodos quinchos, parrillas, mesas, amplios vestuarios y un restaurant.
En total, la institución cuenta con casi 1500 socios, de los cuales 430 son activos. Las escuelas de remo y canotaje atienden a más de 250 chicos y chicas de diversas edades.
Con más de 140 años de historia, “La Marina” es uno de los clubes de remo más importante de Sudamérica. Hoy, continúa aportando remeros al equipo nacional. Además, el Club promueve un estilo de vida que, una vez que se adopta, es para siempre. ©

 


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