Es frecuente cierto nivel de desconocimiento en lo que respecta a las terapias psicofarmacológicas o psicoterapias.
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Usualmente entre las personas ajenas a estas especialidades, que son la mayoría, surge la duda ante la diferencia entre concurrir al Psiquiatra o hacer una psicoterapia dirigida por un licenciado en psicología.
La diferencia más importante es que la o el psiquiatra, es un médico que tiene la posibilidad de medicar psicofármacos. También, llegado el caso participa en la internación si la persona se encuentra tan alterada que así fuera necesario. Si el colapso anímico es muy grande probablemente se indique internación en centro psiquiátrico, para contener adecuadamente al paciente.
Cuando la situación del paciente no se trata de desborde o urgencia extrema, donde se requiere internación, el tratamiento es ambulatorio, o sea se visita al psiquiatra en su consultorio o donde habitualmente atiende. Las sesiones suelen ser más breves que las sesiones de con un psicólogo, y se hace centro en el ajuste del fármaco para resolver el síntoma que el paciente padece. Los encuentros son espaciados (cada 15 o 20 días). Los tratamientos tienen una duración de meses, según el caso, y con la medicación se espera reducir el problema que el paciente presenta.
No es un tratamiento que apunte a revisar conductas o actitudes de vida, a buscar deseos existenciales o a profundizar sobre razones infantiles de la propia historia del sujeto que condicionan la vida actual de la persona. Es un tratamiento que espera devolver algo de calma, ante la agitación insoportable o la tristeza y desanimo profundo generado por una crisis anímica fuerte que deja a la persona imposibilitada de dormir, comer, trabajar o relacionarse como comúnmente lo hacia.
¿Cuando se consulta con una o un psiquiatra? Cuando la angustia o la ansiedad resultan paralizantes, desbordan la capacidad de elaboración de la persona, ya sean niños, adolescentes o adultos. Cuando la ira, el enojo, la impulsividad resultan incontenibles y pueden generar daños severos a si mismos o a otros del entorno.
Ante el colapso del pensamiento normal y la imposibilidad de reflexionar sobre nuestros actos recurrimos a los psicofármacos, administrados por un especialista. Las ideas obsesivas que toman y abarrotan la vida psíquica, bloquean a la persona para llevar una vida medianamente placentera. Tanto el miedo exagerado (vuelto en pánico o terror) como la tristeza profunda, o la angustia desmesurada son muy difíciles de sobrellevar o controlar.
Es en estos casos que probablemente sea favorable la intervención de un medico psiquiatra, para poder controlar la crisis, para poder nivelar el estado de animo y poder recomponer y recuperar un pensamiento que permita reflexionar mas tranquilamente.
Suelen ser conveniente, las terapias mixtas, la combinación de la ayuda de un psiquiatra con los psicofármacos adecuados, y el comienzo de una psicoterapia conducida por un psicólogo o psicóloga. Cuando la persona recupera algo de calma, seguirá teniendo problemas para resolver. Esos problemas que lo han llevado al colapso anímico probablemente siguen rodeándolo. Es por eso que deberá ocuparse con una psicoterapia, de reflexionar, investigar y analizar cuales son las causas que lo llevan a generar esas situaciones que luego se vuelven dañinas para si mismo. Una vez detectadas (esto se logra con la psicoterapia), uno esta más próximo a poder realizar algún cambio. Es a través de la palabra, del relato de los sucesos , del análisis de los recuerdos y de los sueños que nos acercamos a conocer más de nosotros mismos para poder relacionarnos con lo que nos hace bien, y alejarnos de aquello que nos perjudica.
Estar mejor es posible. ©
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