Una Copa de alegría

Vamos, vamos, Argentina…. el cierre del año, con la coronación de la selección argentina, inyectó optimismo y alegría en nuestro pueblo. los jugadores, que llevaron adelante el Mundial nos permitió identificarnos de manera positiva.

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Sin dudas, para la mayoría de los argentinos y argentinas este fin de año fue diferente.
Diferente porque el Mundial y el desempeño de la Selección Argentina ocupó la atención de nuestras tareas y preocupaciones cotidianas. Inclusive el fin de año, sus reuniones y encuentros quedaron un poco de lado por los partidos y los festejos.
Porque si, esta vez, nos tocó a nosotros festejar. Cada encuentro futbolístico tuvo ingredientes emocionales en abundancia como para generar una convocatoria de espectadores y espectadoras masiva.
Hubo tensión, fallos justos e injustos, buenos ejemplos y muchas oportunidades para admirar a jugadores, algunos muy jóvenes y otros no tanto, que se lucieron con comportamientos que nos mostraron tenacidad, fraternidad, esmero y fortalezas.
La humildad y la persistencia de los jugadores, que llevaron adelante el Mundial nos permitió identificarnos de manera positiva. Nos sentimos muy bien alentando a una Selección apasionada y a la vez respetuosa de su misión y del compañerismo: porque pudimos disfrutar los encuentros sintiendo pertenencia y hasta patriotismo.



Nos generó admiración el trato con los jugadores de otros equipos y los festejos que incluían a sus familias. Desde el principio hasta el espectacular final sentimos orgullo de seguir a la Selección. Y eso no pasa con frecuencia.
Todo esto se evidencio en la forma masiva y desbordante de los festejos. El sentimiento de alegría y de unión fue tan fuerte que se sentían profundas ganas de salir a la calle a juntarse con cualquiera para compartir una sensación tan intensa de felicidad, que era necesario expresarla en grupo.
Y así fue: tanto jóvenes como mayores, niños y niñas salieron a compartir canciones, gritos y comentarios sobre lo que estábamos viviendo. Y nos dejamos llevar, porque estaba bien experimentar algo tan magnífico. Y como dice Serrat en su canción “Fiesta” nos sentimos hermanados en la alegría. Tenemos que volver a la normalidad y a la rutina diarias, pero la verdad es que esta feliz ilusión que sentimos nos durará por un tiempo largo: muchas gracias Selección Nacional.
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