El agotamiento laboral es un tipo especial de estrés relacionado con el trabajo, un estado de agotamiento físico o emocional que también implica una ausencia de la sensación de logro y pérdida de la identidad personal.
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¿Qué es el estrés laboral? En general se entiende por estrés laboral a la tensión o presión que la persona vive en su trabajo y que le genera un estado de alerta continuo, insatisfacción y padecimiento.
Lo que es llamativo es que en muchos casos atiendo personas que empiezan psicoterapia porque dicen que se sienten mal, desganados, siempre enojados y de mal humor. Lo que es frecuente, es que estas personas que consultan y buscan un cambio en el espacio de terapia, no reconocen el origen del malestar y no pueden detectar la causa. En general cuentan que van a terapia porque alguien se los piden, porque sus parejas notan algo raro en él o ella. O sea que hay cierta ajenidad con respecto a lo que motiva el problema.
¿Qué padecen estas personas? En general han cambiado: ya no se ríen con espontaneidad, se aíslan, cancelan actividades de diversión o deportivas, padecen algunos malestares físicos (dolor de cabeza, contracturas, impotencia o desinterés sexual, colon irritable, insomnio, cansancio o desgano constante, etc.). También tienen comportamientos frecuentes de agresividad, falta de paciencia, distracción, confusión, desanimo. O sea, sufren alteraciones físicas y anímicas. Han perdido la ilusión y en muchos casos la confianza en ellos mismos. Pareciera que cargan un gran peso: una enorme y abrumadora responsabilidad. Cuando en terapia se empieza a hablar de lo que sucede, lo que piensan y sienten, aparece el trabajo como una realidad abrumadora e incuestionable: reconocen lo mal que les hace pero no pueden encontrar la salida a esa relación de dependencia que les resulta tan nociva.
Primer gran paso logrado
Detectar con claridad la causa del malestar.
– Algunas de ellas, que generan desmotivación y estrés laboral, son las siguientes:
– Baja remuneración.
– Muchas horas de trabajo (siempre se agrega algo más).
– Tareas desorganizadas, falla de liderazgo, falta de reconocimiento.
– Trabajo sin sentido o fragmentado (no se conoce la utilidad de lo que hacemos).
– Tareas que no son las que nos gustan o sabemos hacer.
– Grupo laboral conflictivo, presencia de malos compañeros.
– Sentimiento de aburrimiento y desmotivación: haber cumplido un ciclo y ya no tener nada que aprender.
– Conflicto de intereses (ejemplo: una madre siente que debe estar con su hijo enfermo y no en el trabajo).
En general, pasamos muchas horas en nuestros trabajos, por eso lo que suceda en el ambiente laboral nos impactará necesariamente. Existen condiciones que nos limitan para realizar los cambios que necesitamos hacer (la dependencia económica, cierta seguridad, etc.) pero cuando el costo es nuestra propia salud, es fundamental pensarlo, analizarlo y reflexionar para encontrar la alternativa que nos libere de la idea de que no se puede cambiar. En este proceso de reflexión, siempre es bueno buscar un espacio de psicoterapia.
Hasta la próxima. ©
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