Las clases escolares y las universitarias terminaron en diciembre, momento en que muchos deben comenzar a prepararse para mesas de exámenes o de finales. La dificultad se presenta a la hora de combinar el ocio y las obligaciones.

Con las vacaciones de verano, llega también el momento del año donde muchos jóvenes y adultos deben rendir materias o exámenes adeudados del colegio y de la universidad. La dificultad que se presenta para poder combinar el ocio y las obligaciones se convierte en un dolor de cabeza, es entonces que se necesita de la optimización del tiempo para poder hacerlo todo.
«Los chicos que deben materias, generalmente, son aquellos que los otros diez meses del año tuvieron más tiempo de ocio que el resto. Está en los padres de los más chicos o de los adolescentes poder poner reglas para que se regule el momento de estudio con el de poder hacer otras actividades», opina Andrea (maestra de 4to grado) y aclara que «los que se llevan materias deben tener también tiempo para poder divertirse y disfrutar de las vacaciones, pero también deben valorizar el esfuerzo que conlleva hacer las cosas bien durante el año, para que cuando llega el momento del verano puedan disfrutar más».
Las clases escolares y las universitarias terminan en el mes de diciembre, es en ese momento en que muchos deben comenzar a prepararse para mesas de exámenes o de finales. El mes de diciembre entonces se convierte en un enemigo de los que deben estudiar y al mismo tiempo cumplir con fiestas de egresados, reuniones de fin de año, salidas, etcétera. El otro mes enemigo de estos es febrero, cuando ya terminan las vacaciones y se vuelven a encontrar con los exámenes que no pudieron rendir antes.


«Me llevé cinco materias, pero de todas formas no voy a pasarme el verano estudiando. Rendiré algunas ahora y después dejare dos más fáciles para febrero», relata Nicolás, de 16 años.
«No tengo que rendir ninguna materia, este año fue el último y sabía que sí me llevaba materias me complicaba el mejor fin de año. Sabía que tenía mi fiesta y todos los eventos de mi último año de cole», cuenta Melina (17 años).
«Me lleve muchas materias y no sé si voy a repetir de año. Me iba a ir de vacas con amigos, pero mi mamá me castigó diciéndome que este verano me encierre a estudiar, un bajón», dijo Matias (18 años).
Combinar las actividades recreativas de verano con las horas para el estudio es una tarea complicada, tanto para los jóvenes como también para los adultos. «Los más afectados son los chicos, que deben comprometerse con las obligaciones de la escuela y, al mismo tiempo, disfrutar del verano. Pero, también los adultos que acompañan esta temporada (padres, tutores) se ven afectados», explica la psicopedagoga Marina González y agrega que «cada vez son más los niños o jóvenes que prefieren llevarse materias para rendir en el verano, que rendirlas correctamente durante el año. Esto puede darse debido a los métodos de enseñanza e incluso al gran cambio social y tecnológico que altera constantemente la rutina contemporánea».

Los métodos de estudio en verano deberían basarse siempre sobre el orden de la organización del tiempo». Psicopedagoga Marina Gonzalez.

Estudiar en elverano y no morir en el intento

El dilema de todo estudiante es: ¿cómo puedo estudiar mientras el resto de mis compañeros están de vacaciones?. Los especialistas en educación aseguran que la clave está en la optimización del tiempo y la organización de las tareas a seguir.
Si estudiar durante el curso ya supone un esfuerzo, hacerlo en verano significa añadir una dosis doble de energía y motivación. No es fácil enfrentarse a una jornada de estudio con el calor y saber que gran parte de tus amigos están en la playa, en la pileta o en cualquier otro lugar.



«Lo positivo de estudiar en vacaciones es que cuentan con mucho tiempo para dedicarle al estudio conscientemente y, al mismo tiempo, hacer otras actividades que les permitan disfrutar de su tiempo libre»,
asegura Alicia (profesora de secundaria). La clave se encuentra, entonces, en la organización, constancia y lo más importante: no dejar todo para último momento.
La psicopedagoga Marina González, enumeró algunos puntos significativos a la hora de estudiar en vacaciones: «La planificación es central para poder organizar la jornada con tiempos para el ocio y para el deber; tener días libres de estudio sirve para no sobrecargarse; fijarse objetivos a corto plazo, por ejemplo, diferentes temas de estudio cada día; buscar un compañero de estudio para que la carga sea compartida».

Los finales universitarios

No solo los más chicos deben pasar por la mezcla del calor y los libros, también los jóvenes adultos que se enfrentan a los temidos exámenes finales y materias de verano en la universidad. La diferencia entre la etapa escolar y la universitaria, es que en este último caso la decisión de rendir o no la toma el alumno.
Los cursantes de verano, dentro de las instituciones universitarias, eligen en muchas oportunidades rendir los finales o cursar materias en esta época del año debido a que quizás las ocupaciones que tienen durante los otros nueve meses, los obliga a tener que tomar esta decisión. Más allá de eso, de alguna manera se ven igual de afectados al igual que los chicos que van al colegio.
«Rendir los finales o cursar en verano no es mi mejor opción, pero es la única que tengo», explica Candela (23 años) y eso es lo que condiciona a más de un alumno.
«No tengo tiempo para cursar todas las materias que quiero durante el año, entonces decidí meter una materia más en el verano», dijo Antonela (25 años).
La situación de estudiar en verano, se vuelve en este caso: inevitable. Las vidas de los jóvenes y adultos que se enfrentan a una carrera universitaria no son las mismas que las de los niños que deben estudiar para pasar de grado en el colegio. «Más allá de las diferencias que existan entre un estudiante en período escolar y uno universitario, los métodos de estudio en verano deberían basarse siempre sobre el orden de la organización del tiempo», concluye la psicopedagoga Marina Gonzalez. ©

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