Argentina se encuentra a un paso de sancionar la Ley para el consumo y comercialización del cannabis medicinal. La tendencia creció en la pandemia y el proyecto de ley se debate actualmente en Diputados.

Desde marzo de 2017, cuando la ley 27.350 fue sancionada y promulgada, las organizaciones que reclamaban por el uso y auto cultivo de cannabis medicinal comenzaron a protestar por una reglamentación y su funcionamiento: entes que la regulen, producción local, acceso a la importación, gratuidad para los que no tienen acceso y autoabastecimiento. Tres años después, con el decreto 883/2020, en noviembre pasado, confirmaron el modo de regulación, el acceso, uso y cultivo del cannabis medicinal en Argentina.
El decreto permite que no solo aquellos pacientes con epilepsia refractaria puedan acceder legalmente al aceite de cannabis. Más allá de esto, aún existen dudas en torno al aceite, sus usos y los derechos de quienes utilizan derivados de esta planta para tratamientos.
En Argentina, de acuerdo a una encuesta de Kantar realizada entre mil adultos de todo el país, un 55% está de acuerdo con la legalización del cannabis. Esto es más marcado entre mujeres y menores de 35 años, donde la aprobación llega al 58%. La marihuana pasó así, en esta nueva era, a ser una tendencia para el bienestar y la sustentabilidad que se favorece además, según expertos en el tema, en que las personas ponen el énfasis más en lo que es “bueno para ellos” y “bueno para el planeta”.

 


El jueves 15 de julio pasado se aprobó en la Cámara de Senadores de la Nación el proyecto de ley que establece un marco regulatorio de la cadena de producción, industrialización y comercialización de la planta de cannabis, sus semillas y sus productos derivados para uso industrial y medicinal, que incluye una investigación científica con vistas a satisfacer el mercado local y generar exportaciones. La iniciativa, que obtuvo 56 votos a favor, cinco en contra y una abstención, fue girada a la Cámara de Diputados para la revisión.
El proyecto quiere alterar el mercado informal de aceites y otras preparaciones herbarias irregulares y terminar con la proliferación de productos que carecen de cualquier tipo de control respecto a la composición y calidad.

Objetivos claros

El primer objetivo del proyecto de ley consiste en “establecer un marco legal que autorice,- a través de un fuerte esquema regulatorio-, las etapas de siembra, cultivo, cosecha, producción, almacenamiento, transporte, comercialización, importación, exportación y posesión de semillas de cannabis, de la planta, y de sus derivados, con fines de aplicación medicinal, terapéutica, paliativa o de investigación científica”.
El segundo objetivo, según detalla la iniciativa consiste en “legalizar los diferentes eslabones productivos y de comercialización del cáñamo o cáñamo industrial y sus subproductos” y aclara que “si bien el cáñamo no es un estupefaciente en los términos de la ley penal por no generar efectos psicoactivos, resulta necesario regular y controlar la actividad para evitar que en los cultivares de cáñamo se oculten cultivos ilegales de cannabis psicoactivo”.
El proyecto creará la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME), que funcionará como organismo descentralizado en el ámbito del Ministerio de Desarrollo Productivo, será el organismo que regulará el almacenamiento, fraccionamiento, transporte, distribución, trazabilidad y el uso de las semillas de la planta de cannabis y de los productos derivados, esto será de manera coordinada con los ministerios de Desarrollo Productivo, de Salud, de Seguridad, de Agricultura, Ganadería, de Ambiente, la ANMAT, el SENASA, el INASE, el INTA, el INTI, la AFIP, la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP) y organismos públicos con competencia en la materia.

 


¿Cannabis medicinal accesible para todos?

La reglamentación, que rige desde noviembre, establece específicamente que el Estado costea el acceso para quienes no tienen cobertura más allá del sistema de salud pública; y que las prepagas y obras sociales deben cubrir los tratamientos aprobados que sean recetados por médicos habilitados.
A través del Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) quienes cuenten con indicación médica podrán acceder a la autorización legal para el auto cultivo, estos pueden ser pacientes, familiares o asociaciones que pidan permiso en nombre de estos. La norma autoriza al Conicet y el INTA a cultivar cannabis para la producción de aceite medicinal y para realizar investigaciones científicas.
En Argentina ya se inscribieron más de 17 mil personas para cultivar cannabis de forma legal, de ellas un 5.223 ya tienen su certificación. Mientras que sólo 146 trámites fueron rechazados, lo que no implica que no puedan resolverse. El Sistema Reprocann es la única herramienta que existe para cultivar y trasladar cannabis legalmente.
En el Registro pueden inscribirse personas usuarias que cultivan para sí mismas, otras que reciben el cannabis de manos de cultivadores solidarios y los propios cultivadores solidarios. Todavía no se autorizó la inscripción para asociaciones civiles que cultivan colectivamente, algo que se prevé por la ley, pero que aún tiene un límite reglamentario: sólo se puede tener hasta nueve plantas en floración en seis metros cuadrados.

Mendoza referente en la industria

La provincia se convirtió en el referente nacional e internacional en el desarrollo de cannabis medicinal, por eso se pusieron en marcha los protocolos para la producción de la planta con fines terapéuticos.
Mientras en el Congreso Nacional se debate una iniciativa similar que apunta a la industrialización, Mendoza ya adhirió a fines del año pasado a la ley 23.350 sobre investigación médica y científica del uso de la planta. De hecho, en marzo se convirtió en la primera provincia en reglamentar el cultivo.
Quienes estén interesados pueden ingresar a mendoza.gov.ar/cammen para consultar sobre el tema y tomar conocimiento de la normativa. El Gobierno mendocino quiere sostener la producción e incentivar las inversiones, las solicitudes se harán por sistema Ticket, es decir, a través de formularios abiertos del Ministerio de Economía y Energía.

 


En Argentina ya se inscribieron más de 17 mil personas para cultivar cannabis de forma legal, de ellas un 5.223 ya tienen su certificación.

Legalidad en Latinoamérica

En América Latina al menos siete países han aprobado la marihuana con fines medicinales, y solo Uruguay y México, han legalizado su consumo con fines recreativos.
Uruguay fue el primer país del mundo en legalizar la marihuana recreativa. En el país vecino es legal llevar y compartir hasta 30 gramos de marihuana legal en público. México, por su parte, es el segundo país de Latinoamérica en aprobar el uso para recreación y se puede producir solo para el consumo personal.
En septiembre de 2019, Ecuador se unió a la lista de países que legalizaron el cannabis con fines medicinales. Mientras que, Colombia legalizó la marihuana medicinal en 2016, pero tras un debate en la Cámara de Representantes el 3 de noviembre de 2020, fue archivado el proyecto de Ley para despenalizar el consumo recreativo.
Países como Chile, Perú, Paraguay y Puerto Rico también aprobaron el cannabis para uso medicinal. Ahora Argentina se acerca cada vez más a la sanción oficial de la ley que daría luz verde a la industrialización y comercialización de cannabis medicinal. ©

 

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