StarMan

Si de cielos y universos se trata, nos encontramos con la persona indicada para explicarlo. Mariano Ribas es un gran astrónomo aficionado y por demás dedicado a difundir y descubrir las verdaderas teorías y experiencias de nuestra galaxia y del universo en general.

Mariano Ribas es licenciado en Ciencias de la Comunicación, astrónomo amateur, astrofotógrafo y divulgador científico. Es el Coordinador del Área de Divulgación Científica del Planetario Galileo Galilei de Buenos Aires. Allí dicta cursos gratuitos de Astronomía General y es quien mejor explica las maravillas del universo y sus diversos fenómenos. Es miembro de la Red Argentina de Periodismo Científico y de la Liga Iberoamericana de Astronomía.
Autor de grandes libros y textos de divulgación científica, Mariano es columnista del programa en Tv Pública “La Liga de la Ciencia” y escribió para importantes medios de comunicación.
Pero, sobre todas las cosas, Mariano es un gran apasionado y amante del universo. Disfruta de poder comunicarlo a quienes también lo son. Su tiempo invertido en el cielo otorga grandes fotografías que luego comparte con sus seguidores.  De aquí en adelante podremos deleitarnos con su experiencia de vida, teorías sobre el universo y un poco de motivación a quienes quieren seguir el camino de la astronomía.

– ¿Cuándo descubriste tu pasión por la astronomía y comenzaste a estudiarla?
– La pasión por la astronomía vino desde la primera infancia. En los años 70, cuando iba al jardín de infantes, las salas tenían fotos de astronautas, de los primeros en llegar a la luna, y la maestra nos hacía dibujar y hacer cosas con cohetes. Ya eso había llamado mi atención. Además, mi papá me traía fotocopias de libros de astronomía donde aparecían fotos de planetas y todo me parecía muy interesante. Posteriormente, en los 80, cuando se acercó el cometa Halley fue como una bisagra para mí (y para muchos). Nos obligó a aprender astronomía para poder ubicarlo en el cielo, especialmente a quienes vivíamos en las ciudades. Mientras iba al colegio secundario, aprendía los primeros rudimentos de la astronomía, cómo usar cartas celestes, coordenadas y aprender el uso de telescopios, todo lo necesario para encontrar al cometa en el cielo. Eso fue el germen de todo lo que vino después.

– Es cierto que mientras todos esperaban el Mundial de 1986, vos esperabas la llegada del cometa Halley.
– Si, lo esperaba muchísimo. Ese año no me lo olvido nunca más. El Halley se pudo ver en los meses cercanos al mundial. No es que no esperase el mundial, pero esperaba más al cometa. En los diarios se hablaba mucho sobre ello. Eran épocas diferentes. Se ponían mapas del cielo y guías en los medios para poder ubicarlo. Todos los dedicados a la astronomía, ya sea profesional o amateur, se podría decir que somos la generación del Halley de alguna manera.



Mi viejo me dijo: Vos fuiste hecho para el Planetario.

– ¿Cuántos años llevas observando el cielo?
– 36 años, de manera sistemática. Fue a partir del Halley cuando comencé a tomar dimensión, a manejar instrumentos y a ver cartas celestes. Antes miraba el cielo como cualquier persona, pero no podía ubicar la posición de los planetas o la ubicación de los fenómenos que uno va aprendiendo de a poco.

– ¿Cómo conectas el periodismo, la comunicación con la astronomía?
– Salió naturalmente. Durante la secundaria, me hice socio de la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía, hice todos los cursos con ellos. Tenía dos vectores, por un lado, la carrera de comunicación y periodismo porque me encantaba hablar, contar y escribir historias y, por otro, la astronomía. Pensar en una carrera de comunicación de la ciencia era muy raro para esa época. La carrera de astronomía se daba en La Plata y la currícula formal era el 80% de física y matemática y no tanto la parte pragmática, teórica, que es lo que más me gusta. Y ahí ganó la pulseada la comunicación y me recibí en la década del 90 en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Muchísimas cosas que contamos en el Planetario, sobre conocimientos teóricos, no las dan en la carrera. Astrónomos profesionales vienen a consultarnos acá a nosotros porque no están al tanto de la actualidad de algunos fenómenos, por ejemplo.

– El planetario, ¿qué significa trabajar ahí para vos?
– El planetario era mi visita favorita de toda la vida. Venía de chiquito, vine con el colegio, luego de adolescente y también de más grande. Era mi paseo obligado de la ciudad. Nunca me imaginé que iba a terminar trabajando acá, hasta que se dio de una manera interesante. En el año 2000, Leonardo Moledo, quien había sido profesor mío en la UBA, quedó como director del Planetario.  Fue él quien me enseñó sobre Periodismo científico, mi materia preferida de toda la carrera. Un día me llama y me dice “¿Querés venir conmigo a trabajar al Planetario?”. Y así fue cuando se cumplió una cuasi profecía de mi viejo. Él me dijo: “Vos fuiste hecho para el Planetario”.

– No hay cielos sin historias ni historias sin cielos. Tu libro Crónicas del cielo y la tierra. ¿Cómo llegaste a escribirlo y por qué?
– Ese concepto para mí es fundamental. No concebimos la astronomía como una ciencia aislada de las cuestiones humanas. Hay que insertarla socialmente, culturalmente e históricamente para entender cada cosa que pasó con la ciencia en general, no solo en la astronomía. Lo que busca ese libro es hacer una divulgación de la misma, pero desde un lugar no tan trillado. Cuando pensé en hacerlo, no quise escribir cosas que ya estén en todos lados. Entonces se me ocurrió, en base al periodismo científico y a mis años en distintos medios, que había que contar historias más abundantes, extendiendo las que ya se conocían, con eventos históricos terrestres con fenómenos, juntando astronomía pura con cultura, arte y grandes personajes de la historia como Leonardo Da Vinchi, Colón y más.

– ¿Planeas otro?
– Estoy pensando uno para el año que viene que seguramente se llamará Soles Lejanos o algo similar. Será un libro dedicado exclusivamente a la historia de las estrellas.  Será una versión ampliada de mi primer libro sobre esto, en 2006.

Sueño hace anos con poder comunicar la deteccion de vida en Marte.

– Hablando de la Misión Artemis 1 de la Nasa, ¿en qué consiste y qué objetivos tiene?
– Es la heredera del programa Apolo. Tiene que ver con la elección de una deidad femenina porque la idea es que la primera persona que vuelva a pisar la luna sea una mujer. Tendrá varias etapas. El 16 de noviembre fue su primer lanzamiento sin tripulación donde se pondrán a prueba las piezas fundamentales de nuestro regreso al Satélite. Luego vendrá Artemis II en 2024 con dos tripulantes que sólo orbitarán la Luna. La idea es que en 2025 llegue Artemis III que si llevaría a dos personas para pisar la luna, y una de ellas sería, si o si, una astronauta mujer. Luego se irán sumando más hasta llegar al 2030 y armar una base en el satélite con robots, rovers e incluso una estación espacial que orbitaría la luna y se usaría como puerta de enlace (Gateway). Es un programa que tiene como objetivo llevar a la humanidad a la luna y asentarse en pequeñas bases.


 – ¿Y esto tiene que ver con llegar a Marte?
– Sí, se considera la antesala del programa espacial de la NASA para llevar a los humanos a Marte a lo largo de la década de 2030. Es un entrenamiento previo, con prueba de tecnología, astronautas y más. Hace falta probar muchas cosas antes, sobre todo la capacidad de adaptación del ser humano a un viaje que entre ida y vuelta puede llevar un año y medio. Es algo que no se hizo jamás.

  • ARTEMIS 1
    Tiene como objetivo demostrar que el cohete SLS y Orión que despegaron el 16 de noviembre están listos para llevar humanos a la luna como parte de un programa de muchas misiones de exploración lunar que finalmente permitirá vuelos tripulados a Marte. Esta misión no fue tripulada y viajó a casi 40.000 km/hora, la velocidad necesaria para vencer la gravedad terrestre. Únicamente llevó maniquíes que miden los niveles de radiación y prueban nuevos sistemas y equipos de preservación de la vida diseñados para la próxima generación de vuelos espaciales tripulados de larga duración.

– Hablemos de la luna, nuestro satélite natural, preguntas curiosas ¿Por qué vemos siempre la misma cara de la Luna?
– Es una pregunta muy interesante. Básicamente porque los dos movimientos que hace la Luna, rotación sobre sí misma y traslación en torno a la Tierra, duran lo mismo. Esa coincidencia hace que siempre veamos el mismo hemisferio. Es interesante contar que no siempre fue así.
Hace cientos de millones de años y dentro de cientos de millones de años se hará un desacople y se supone que se podrá ver, aunque sea una parte, de la cara “oculta”.
Digo oculta porque existieron naves espaciales desde los años 60 que orbitaron y orbitan la luna y se ha podido conocer su otra parte.

– De todos los misterios lunares e informaciones diferentes tras el avance tecnológico para observar y estudiar la Luna, hoy, ¿cuál es la información oficial sobre ella y sus mapas?
– Hablando de colores, estamos acostumbrados a verla en blanco y negro. Pero la realidad es que tiene rosados suaves, azules, marrones y naranjas, pero de muy baja saturación.  De hecho, los astronautas de Apolo XVII encontraron tierra naranja en la Luna. El problema es que el ojo humano no puede procesarlo, pero con un trabajo de astrofotografía se puede saturar y verlo. Más allá de eso, hay algo muy importante en ella que se supo hace pocas décadas y es la existencia de hielo en las zonas polares. Esto es muy importante para las misiones y para poder orientar las bases humanas. No es lo mismo ir a un lugar seco que a otro que tiene hielo a pocos metros de profundidad que podés extraer para todos los usos que el agua tiene: agua líquida, oxigeno e hidrógeno. Con esto es mucho más sustentable cualquier presencia humana en la luna.

La astronomia tiene una belleza tan intrinseca y profunda que empuja a que te acerques a ella.

– ¿Cuál es la noticia que más te gustaría comunicar y todavía no comunicaste?
– La detección de vida en Marte. Es algo que yo creo está a la vuelta de la esquina. Hay una serie de indicios bastante sólidos que llevan a pensar que puede haber bacterias en el planeta, pero como es un anuncio tan extraordinario, hay que manejarse con mucha cautela. No sería raro que de acá a unos pocos años tengamos esa noticia, sobre todo cuando se profundice más la exploración de los robots que están en Marte y aún más cuando haya astronautas caminando sobre él. Sería hablar de vida extraterrestre, pero lo más cercano que tenemos hoy es la posibilidad de bacterias en Marte. Sueño hace años con poder comunicarlo.

– ¿Qué le dirías a los aficionados de la astronomía que no se animan a dedicarse a ello?
– Les diría que la Astronomía es la ciencia más democrática, accesible y linda.  Además, tiene algo que no me canso de repetir: es una de las pocas ciencias (si no es la única) donde el objeto de estudio viene a vos. Es el universo y lo tenés arriba de tu cabeza. No tenés ni siquiera que moverte de tu casa ni contar con un super telescopio para poder mirar. En cualquier parte donde estés, podes verlo. La astronomía tiene una belleza tan intrínseca y profunda que empuja a que te acerques a ella. ©

 

TXT: Grupo Editorial Metro I FOTOS: Prensa.

 


Comments are closed.